Sin título- Noviembre 2019
[Composición en tinta china.
Diciembre 2019.]
Actualmente en Chile y Latinoamérica la pobreza y la
injusticia han sacudido la realidad popular. La ira,
la indignación, la tristeza, y un montón de emociones desbordantes se han
visto puestas dentro de un globo y tirado a las espinas.
Ya llevamos meses en una
guerra social donde las víctimas, nuevamente, son los seres con recursos más limitados.
Honestamente, me frustra no poder conectarme de una manera más directa, con todo este asunto (a veces se hace corto marchar.) y también, con todo el conflicto que sucede afuera, el miedo me traspasó; después de ciertos altercados, en medio de las marchas...me cuesta un poco salir ahora.
Un día, comenzando la temporada de "baleadas" por parte de la policía acá en Valparaíso, estaba buscando registros al respecto y a su vez, compartía información, que es lo que lograba hacer; al tratar de mantenerme atenta al respecto, en un momento, me apareció un video de un chico tapándose la cara con una polera llena de sangre.- le habían disparado en el ojo en plena marcha y no podía pararse. Creo que ese fue el primer video, de varios casos más, donde se repetía lo mismo, mucha...mucha sangre. Gente herida, desaparecida, colgada, en los suelos, yo usualmente evito este tipo de imagenes si provienen de videos en la vida real, se me hace muy fuerte verlos. Pero llegó un punto de negación por parte de los canales nacionales, por no informar la injusticia, que llevó a tener que ser una persona más viendo todo eso. Es imposible olvidar cosas así como si se tratase de cualquier otro tipo de meme o publicidad, recordando que yo estaba en instagram; y, los videos muchas veces terminaban siendo registros de gente que ese mismo día había documentado que había estado allí (si uno buscaba exhaustivamente). Obvio la tele no cubrió nada en tiempo real, como mencioné, y eso sólo lo hacía más frustrante.
Un día, de nuevo, aún viendo en mi celular todo lo que pasaba, me topé un artículo por relación del The New York Times, que se llamaba "En Chile protestar cuesta un ojo de la cara"
Hice esta obra en honor a uno de las personas que "conocí" gracias a ese artículo, a pesar de que traté mucho de empatizar cada detalle mientras pintaba, el hecho de perder un ojo no puedo asimilarlo con nada que yo haya vivido, honestamente. Pero quise representarlo, como lo percibí: valiente a lo que viniese, pero con la verdad de que en ese momento no percibes nada más que una respuesta, porque es todo tan rápido, tan violento, que te paraliza. A pesar, así es él un símbolo para mí, una historia que marcó mi tiempo; su vida es contemporánea a mi existencia, y por lo mismo es mi deber no olvidarla.
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